Cada vez se compra más caro el volverte a ver.

Me miras.
Me doy cuenta de que me estas mirando. Mis mejillas se enrojecen levemente. Cosquilleo.
Te miro, intentando disimular la aceleración de mis latidos.
Mantengo la mirada hasta que me sonríes. Tu sonrisa sigue siendo tan bonita como siempre.
Respondo tu sonrisa con otra.
Y seguimos cada uno a lo nuestro, apartando la mirada como si nada hubiese pasado.
No ha durado más que un segundo, pero mi sonrisa dura todo un día. 
¿Y la tuya? Espero volverla a ver.