Estado: soltera.

Un aplauso. Un aplauso por mi por tener la fuerza de voluntad para poder estar sola, sola y sin ataduras. Y hacer lo que quiero, cuando quiero, con quien quiero, y no tener que dar explicaciones a nadie. Libertad. Eso que todos queremos, pero que solo buscamos de vez en cuando. Ninguna mitad, nadie que me reproche todo lo que hago mal, nadie con quien discutir durante largas noches. Parece hasta bueno eso de estar soltera... Pero tampoco hay nadie que termina la discusión con un 'pero te quiero', ni siquiera alguien que intente hacer que te sientas mejor cuando nada te sale bien, ni un apoyo, ni ese cariño tan necesario. Nadie, no one, inor ez. Nadie que te mire a los ojos en tus peores momentos y te diga: ' Estoy aquí'. Pero estar soltero no es una condena, no es para siempre. Y con tanto cabrón suelto, será mejor que me esconda...

I'll love you for a thousand more.

Que más da lo que me digas si luego no me lo podrás demostrar. A mi no me valen nada tus promesas ni tus te quiero's si luego todas tus palabras se la lleva el viento, y eso que lo nuestro es más que un vendaval. Si después de todo solo me quedan los saludos forzados que me regalas en cada esquina cuando me obligas a volver a verte. Y no quiero, y no me gusta, y no lo hagas. PARA, por favor. No te pido nada, no quiero que me olvides, sólo digo que me dejes olvidarte. Llegar al extremo de tener que pedir permiso. Haremos las cosas a la inversa; no me hables y no te hablare, no me escribas y no te escribiré, no hagas nada raro, haz como que no existo, haz como has estado haciendo todo este tiempo, y entonces podré poner el punto final. Déjame empezar otro capitulo, este está siendo demasiado largo...

Cuando dejes de buscar te darás cuenta de que ya lo has encontrado.

Buenos días, buenas tardes, buenas resacas. Y entre todo este dolor de cabeza nos da por pensar, nos da por recordar. Es lo malo de tener tiempo para pensar, que nos damos cuenta de las cosas, de las cosas que no queríamos darnos cuenta. Porque digan lo que digan hay cosas que no se superan, y punto. Yo sigo sintiendo hoy lo mismo que el primer día. Y no sé si será eso estar enamorado, sólo espero que no. Aunque a veces ni me de cuenta, siempre acabo pensando y soñando con lo felices que podríamos llegar a ser. Pero, ¿y si no sabemos lo que sentimos? ¿Y si no sabemos cual es la diferencia entre lo que creemos que sentimos y realmente sentimos? Entonces dudamos, dudamos entre dar un pasito para atrás, o otro para delante. Entre quedarnos con lo que se supone que nos hace felices, o lanzarnos y apostar. Porque no nos separa más que un muro de orgullo, y algún día, cuando ya no pueda más, lo romperé.

Pretérito imperfecto.

Cómo duele cuando te das cuenta de que una persona importante para ti ha salido definitivamente de tu vida, y sabes que probablemente no volverá a entrar. Cuándo sabes que tu eres tal culpable como la otra. En ese pequeño momento te das cuenta de que es demasiado tarde para tragarte el orgullo, ya que él ya te ha comido a ti. Por eso ya es tarde para arrepentirte, ya no puedes demostrar todo lo que dijiste. Me lo merezco, supongo. Mi presente se convierte en mi pasado, y que te vaya bonito.

Los pequeños detalles marcan la diferencia.

No necesito grandes cosas, ni miles de ellas, me conformo con un detalle de cuando en cuando. Un abrazo cuando más lo necesito, los guiños improvisados, un amanecer y unas cuantas caricias. Quizás pido mucho, o sueño demasiado, pero no quiero que el temor de fallar me impida jugar. Y prometo que si el juego que estamos jugando se pone feo, no huiré como de costumbre. De cara para todo lo que nos venga, que ya se encargarán los demás de hablar a nuestras espaldas.