Se llama amor, mi amor.


El amor no es algo que se vaya construyendo lentamente. No. El amor es todo o nada. O está, o nunca estará. Y cuando ocurre, ocurre de manera absoluta, y muchas veces absurda. El amor es ciego, y los amantes no son capaces de ver las locuras que cometen. 
En la vida real no hay finales felices, ni finales tristes, sólo existen los nuevos comienzos. Ya que las cosas sólo terminan para dar pie a que ocurran otras mejores. Para soñar hay que empezar de cero. Porque la suerte ayuda a los que quieren volar más allá del mar, más allá. del miedo. Y cerrar los ojos siempre es lo primero. Y quizás, algún día no muy lejano, me convierta en una de esas parejas a las que siempre he odiado, o mejor dicho, envidiado.
Lo que fácil viene, fácil se va. Para bien o para mal, yo creo en el amor a primera vista. Debo confesar aquí y ahora que me ha pasado. Y hubiera sido bonito, podría haberlo sido, sí, pero no fue mutuo. Aún confío que él sea más de amores a segunda vista, o a tercera...
 ¿Quién dijo nunca?